17 jul 2008

La Objetividad

La Objetividad
Charla con Amelia Rivadeneira

“Un buen periodista no consigue noticias, las hace importantes” es una frase de Pedro Wright, periodista, que demuestra la importancia de la argumentación para la presentación de una noticia.

Para Amelia Rivadeneira, profesora de Ética de la UDLA, la objetividad en el periodismo existe, siempre y cuando haya verificación y contrastación de fuentes, una argumentación y una información útil para la sociedad.

El tema de la objetividad es un debate abierto ya que hay muchas posturas tanto en su favor como en su contra.

16 jul 2008

El Seminarista de los Ojos Negros

PERSONALMENTE ME IMPACTÓ MUCHO ESTE POEMA, POR QUE ES UN AMOR IMPOSIBLE QUE TERMINA CON EL LLANTO DE LA NIÑA. A PESAR DE HABER SIDO ESCRITO HACE MUCHO TIEMPO, EL AMOR ES UN SENTIMIENTO QUE NOS CAUTIVA A TODOS, SIN IMPORTAR EDAD, SEXO, NI RELIGIÓN.
LES INVITO A ANALIZAR Y DISFRUTAR DE ESTE POEMA.


El Seminarista de los Ojos Negros
Miguel Rmos Carrión

Desde la ventana de un casucho viejo
abierta en verano, cerrada en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientas la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello,
y que por la espalda casi roza el suelo.

Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.
Él, solo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.

Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,
su seminarista de los ojos negros;
cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
marciales arreos.

Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirla: —¡Te quiero!, ¡te quiero!,
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.

En una lluviosa mañana de inverno
la niña que alegre saltaba del lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
por la angosta calle pasaba un entierro.

Un seminarista sin duda era el muerto;
pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,
con la beca roja por cima cubierto,
y sobre la beca, el bonete negro.
Con sus voces roncas cantaban los clérigos
los seminaristas iban en silencio
siempre en dos filas hacia el cementerio
como por las tardes al ir de paseo.

La niña angustiada miraba el cortejo
los conoce a todos a fuerza de verlos...
tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...
el seminarista de los ojos negros.

Corriendo los años, pasó mucho tiempo...
y allá en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

La labor suspende, los mira, y al verlos
sus ojos azules ya tristes y muertos
vierten silenciosas lágrimas de hielo.

Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo
del seminarista de los ojos negros...
//
Desde la ventana de un casucho viejo
abierta en verano, cerrada en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientas la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello,
y que por la espalda casi roza el suelo.

Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.

Él, solo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.

Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.

Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,
su seminarista de los ojos negros;
cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
marciales arreos.Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirla: —¡Te quiero!, ¡te quiero!,

¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.

En una lluviosa mañana de inverno
la niña que alegre saltaba del lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
por la angosta calle pasaba un entierro.

Un seminarista sin duda era el muerto;
pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,
con la beca roja por cima cubierto,
y sobre la beca, el bonete negro.

Con sus voces roncas cantaban los clérigos
los seminaristas iban en silencio
siempre en dos filas hacia el cementerio
como por las tardes al ir de paseo.

La niña angustiada miraba el cortejo
los conoce a todos a fuerza de verlos...
tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...
el seminarista de los ojos negros.

Corriendo los años, pasó mucho tiempo...
y allá en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

La labor suspende, los mira, y al verlos
sus ojos azules ya tristes y muertos
vierten silenciosas lágrimas de hielo.
Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo
del seminarista de los ojos negros...

Poesía Fusiles y Muñecas

ESCOGÍ ESTE POEMA POR QUE ME IMPRESIONÉ AL VER LA FRIALDAD, LA FALTA DE AMOR DE LA MADRE CON SUS HIJOS. CREO QUE ES UN TEMA ACTUAL, POR QUE DIARIAMENTE VEMOS EN LOS NOTICIEROS BEBES ABANDONADOS, O MADRES JÓVENES QUE ABORTAN. NO ENTIENDO COMO UN SER HUMANO PUEDE TENER SENTIMIENTOS TAN BAJOS, SI HASTA LOS ANIMALES PROTEJEN A SUS CRÍAS. ASÍ QUE AL MISMO TIEMPO QUE LES INVITO A COMPARTIR ESTE POEMA LES INVITO A REFLEXIONAR, SOBRE TODO A JÓVENES QUE HAN CONSIDERADO EL ABORTO COMO UNA POSIBILIDAD.


JUAN DE DIOS PEZA
FUSILES Y MUÑECAS


Juan y Margot, dos ángeles hermanos
que embellecen mi hogar con sus cariños,
se entretienen en juegos tan humanos
que parecen personas desde niños.

Mientras Juan, de tres años, es soldado
y monta en una caña endeble y hueca,
besa Margot con labios de granado,
los labios de cartón de su muñeca.

Lucen los dos sus inocentes galas
y alegres sueñan en tan dulces lazos;
él, que cruza sereno entre las balas;
ella, que arrulla a un niño entre sus brazos.

Puesto al hombro el fusil de hoja de lata,
el kepí de papel sobre la frente,
alienta el niño en su inocencia grata
el orgullo viril de ser valiente.

Quizá piensa, en sus juegos infantiles,
que en este mundo que su afán recrea,
que son como el suyo todos los fusiles
con que la torpe humanidad pelea.

Que pesan poco, que sin odios lucen,
que es igual el más débil al más fuerte,
y que, si se disparan, no producen
humo, fragor, consternación y muerte.

¡Oh, misteriosa condición humana!
Siempre lo opuesto buscas en la tierra;
ya delira Margot por ser anciana,
y Juan, que vive en paz, ama la guerra.

Mirándoles jugar, me aflijo y callo;
¿cual será en el mundo su fortuna?
Sueña el niño con armas y caballo,
la niña con velar junto a la cuna.

El uno corre de entusiasmo ciego,
la niña arrulla a su muñeca inerme,
y mientras grita el uno: Fuego, fuego,
la otra murmura triste: Duerme, duerme.

A mi lado ante juegos tan extraños,
Concha, la primogénita, me mira:
¡es toda una persona de seis años
que charla, que comenta y que suspira!

¿Por qué inclina su lánguida cabeza
mientras deshoja inquieta algunas flores?
¿Será la que ha heredado mi tristeza?
¿será la que comprende mis dolores?

Cuando me rindo del dolor al peso,
cuando la negra duda me avasalla,
se me cuelga del cuello, me da un beso,
se le saltan las lágrimas, y calla.

Sueltas sus trenzas claras y sedosas,
y oprimiendo mi mano entre sus manos
parece que medita muchas cosas
al mirar como juegan sus hermanos.

Margot que canta en madre transformada,
y arrulla a un niño que jamás se queja,
ni tiene que llorar desengañada,
ni el hijo crece, ni se vuelve vieja.

Y este guerrero audaz de tres abriles
que ya se finge apuesto caballero,
no logra en sus campañas infantiles
manchar con sangre y lágrimas su acero.

¡Inocencia! ¡Niñez! ¡Dichosos nombres!
Amo tus goces, busco tus cariños;
como han de ser los juegos de los hombres,
más dulces que los juegos de los niños.

¡Oh, mis hijos! No quiera la fortuna
turbar jamás vuestra inocente calma,
no dejéis esa espada y esa cuna;
cuando son de verdad, matan el alma.

Errores de la Prensa

En este caso hay falta de contrastación de fuentes ya que en ningún momento se muestra algún testimonio de parte de los acusados por parte del Presidente Correa.

http://www.noticiasdelsur.com/nota.php?nota=7969

Errores de la Prensa

http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=189283&id_seccion=3

En este caso hay una falta de contrastación de fuentes ya que en todo momento sale la asambleista Diana Acosta cuestionando los movimientos de Alianza País pero en ningún momento alguno de los acusados defendiéndose

Errores de la Prensa

En este caso hay falta de contrastación de fuentes porque trata de que el abogado de Stefano Isaías acusa a la AGD de que en ocho horas juzga, sanciona, condena y ejecuta la incautación de los bienes de la familia Isaías, pero en ningún momento se muestra algún testimonio de algún referente de la AGD para desmentir o confirmar esta información.

Verificación de Fuentes

¿Por qué es necesaria la Verificación de Fuentes?

La noticia siempre debe tener una verificación de fuentes previa. El periodista debe comprobar lo real de ésta antes de publicarla. Es indispensable esta verificación ya que le da credibilidad a su publicación.

Como dice Pepe Rodríguez, periodista español, "la dificultad nunca debe ser excusa para la irresponsabilidad", por lo tanto nunca está de mas reconfirmar las fuentes para darle calidad a la noticia y retribuir la confianza que el público le ha brindado al medio.

15 jul 2008

Errores de la Prensa

En este caso hay claramente una falta de contrastación de fuentes ya que solamente se toma el testimonio del Ministro de Minas y Petróleos, Galo Chiriboga y no de funcionarios de las empresas petroleras perjudicadas.

http://www.eluniverso.com/2008/07/15/0001/9/4E3A85D1F331498A8FC97270280F5149.html

Errores de la Prensa

http://www.elcomercio.com/solo_texto_search.asp?id_noticia=132287&anio=2008&mes=7&dia=11

Hay inexactitud entre título y texto porque en el título dice que "Sólo 70 cóndores surcan los cielos ecuatorianos", mientras en el texto dice que "Se calcula que no más de 70 ejemplares superviven en los páramos y las montañas de los Andes ecuatorianos", nunca se demuestra que hay sólo 70 cóndores.

Errores de la Prensa

Hay inexactitud entre título y texto porque en el título se asegura que "Atentado suicida en Iraq mata a 28 soldados" mientras en el texto se dice que el atendado provocó la muerte de por lo menos 28 personas.


http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=206408&id_seccion=5